A mí mi ex nunca me escribe. Ni en año nuevo, ni en mi cumpleaños, ni en caso de terremoto, ni en todo el mes en que mi nombre aparece en cada hoja del calendario. Cortamos hace tres años, en una charla de media hora después de dos años juntos y otros dos de no saber separarnos. Me dijo que no iba a desaparecer y nos dimos un abrazo que tuvo el efecto de un exorcismo. Quince minutos después de soltarnos no volví a saber de él. No es queja.
Como mi ex no me escribe, voy a escribirle yo porque mis páginas fueron el único lugar donde no pudo bloquearme:
Asumo que estás vivo porque no hay indicios de lo contrario, pero no sé si cambiaste de trabajo, si seguiste haciendo ejercicio o si leíste el libro que ya no me regresaste (y eso si es queja porque ni te gustaba leer).
Tampoco sé cómo te sentiste cuando no estuve. Supongo que mi ausencia tiene sus ventajas, ya no tienes que pausar la película porque a cierta señorita le dio verborrea, seguro ya no hay manchas de salsa en tus colchas y muy probablemente la marihuana te dura el doble. Pero no sé si a pesar de todo me extrañaste o si a veces todavía lo haces. No sé si recuerdas la forma en que te llamaba, si aún conservas la sensación mis dedos en tu barba o si como a mí, también te remueve recuerdos ver a una pareja peleando en una fiesta.
A veces me pregunto si piensas en mí cuando alguien dice mi nombre… asumo que no, pero si sí, ojalá lo hagas con gusto, de lo contrario te auguro primaveras llenas de recuerdos que no compartirás conmigo porque a mí nunca me escribes, ni en mi cumpleaños, ni en año nuevo, ni en caso de terremoto, ni en todo el perro mes donde mi nombre aparece en cada hoja del calendario.
Y no, no es queja. Está bien que no me escribas porque cuando pienso en ti confirmo que ya no tengo que decirte, que los silencios entre nosotros oxidaron las palabras, que las peleas dejaron cenizas donde no pudo crecer el bosque, que de poder regresar el tiempo sólo te diría una cosa: «NO, no te paso mi número», y así serías el güey que no me escribió y no mi ex, el que nunca me escribe.