La importancia de coquetear durante la cuarentena

Yo pensaba que me gustaba coquetear, hasta que quise escribir al respecto y caí en cuenta que ni siquiera tengo claro qué es eso. Cada que sospecho que lo que estoy haciendo me da pánico, sobreanalizo y de inmediato emprendo la retirada; me angustia pensar que quien está del otro lado de la pantalla ya clasificó mis modos en esa categoría y entonces todo decantará en dos incómodas opciones: o me ignora (hiriendo mi ya maltrecho ego), o me responde y entonces… ¿Qué haría con esa información?

No quiero coger, ni busco pareja; si coqueteara sería solo para pedir un poquito de distracción, algo que me recuerde que hay una realidad fuera de mí a la que puedo integrarme cuando me agobia la propia.  Entre la cuarentena y el flujo de la vida, me estoy fragmentando en tantas preguntas que siento que desaparezco, que ya me disolví en un loop de días iguales y que lo único que podría darme alguna noción propia es hablar de nada y sentir un cosquilleo que me confirme que tengo cuerpo y otra dimensión que no es la de las dudas. 

Este coqueteo de confinamiento es incierto, no tiene más propósito que mantenerse (muy ad hoc a nuestros tiempos) a sana distancia, cada quien de su lado jalando un extremo de esta cuerda que hilvana el juego. Pero a diferencia del resto de las  incertidumbres a las que nos enfrentamos diario, no hay ganancias o pérdidas. Como dirían quienes están más acostumbrados a las segundas: aquí lo importante no es ganar, sino divertirse. 

En este juego de la cuerda, el desahogo no está en darle una revolcada a quien está del otro lado (aunque a veces sí), sino en mantener la tensión. Al mínimo descuido caes sin el placer de haber resistido; pero si jalas de más, terminas el juego. No hay una promesa de sexo casual, sino una posibilidad. Un “podría ser” que nos da la ilusión de tener algún tipo de dominio. Jalar o aflojar es de los pocos actos que aún responden a nuestra voluntad. 

Para que el juego se mantenga hay que atizar el coqueteo de una manera tan sutil que se confunda con trato cordial. También, por su puesto, hay que ejercer de manera genuina el trato cordial, o podría parecer que lo único que nos interesa es apaciguar nuestras ganas de jugar, sin considerar que eso solo es posible cuando hay más jugadores. Sin ese alguien del otro lado de la cuerda recordándonos que también somos voluntad y materia; nos sentiríamos todo el tiempo como un cúmulo intangible de posibilidades. 

Coquetear y ser coqueteados es esa palmadita que nos recuerda que en medio de esta serie de hechos cada vez más inconcebibles, alguien le está prestando un instante de su atención a un evento mucho más ordinario: nuestra existencia cruzándose con otras a través de un saludo, una reacción en nuestras historias o un corazón en nuestras fotos. En suma, un reconocimiento que se hace presente de una manera tan sutil que pasaría desapercibido, de no ser porque deja a su paso una sonrisita; la cual, en estos tiempos, no solo es reconfortante, sino, francamente,  muy necesaria.

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2 comentarios sobre “La importancia de coquetear durante la cuarentena

  1. Una vez más me gusto este post. Ya los echaba de menos. El coqueteo muchas veces alimenta la necesidad de sentirse deseado. Incluso estando en una relación, nos lleva a entender que si entráramos de nuevo al tan insulsamente llamado “mercado del amor”, nos cotizaríamos sin duda alguna.
    Saludos!

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